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Carta de amor en flashback

  • Foto del escritor: lledomroig
    lledomroig
  • 8 jul 2021
  • 14 Min. de lectura

Análisis fílmico de una secuencia de Moulin Rouge! (Baz Luhrmann, 2001)



Moulin Rouge! (Baz Luhrmann, 2001) cuenta la historia de amor entre Satine y Christian. Ambientada en el París de 1900, sigue la vida bohemia de un grupo de artistas que trabajan en una obra de teatro para el mítico cabaret parisino. Christian, junto a Henri Toulouse Lautrec, el argentino narcoléptico y su grupo de teatro deciden intentar vender Spectacular Spectacular! a Harold Zidler, el magnate dueño del Moulin Rouge. Audrey, el autor de la obra, decide abandonar su posición al no tolerar que Christian pueda compartir autoría con él. Por lo que, solos ante Harold los bohemios deciden hacer pasar a Christian por un famoso escritor inglés para no perder el acuerdo con Zidler. Esto es algo que solo pueden conseguir si consiguen cautivar a Satine: la joya de la corona de entre todas las chicas del cabaret de Zidler, a quien este concede cada uno de sus caprichos. Satine sueña con ser una actriz famosa fuera del mundo del prostíbulo y la promesa de ser la protagonista de la obra de Christian, que al venir de Inglaterra puede hacerla famosa, la llena de ilusión, algo que hará que Zidler intente financiar la obra para el Moulin Rouge. Zidler espera que El Duque finance, no solo la obra, sino otros aspectos del cabaret, a cambio de que Satine sea su cortesana privada. Sin embargo, Christian y Satine se enamorarán, algo que deberán llevar a escondidas para evitar que El Duque deje de financiar la obra y así ambos puedan cumplir sus sueños, ser escritor y actriz famosos. Satine sin embargo está enferma de tuberculosis y, aunque conseguirán engañar a El Duque y realizar la obra, antes de poder ser felices juntos, Satine morirá, dejando a Christian solo y deprimido, melancólico por la pérdida de su primer amor.



Moulin Rouge! (2001) es una película del cineasta y director australiano Baz Luhrmann, autor de Strictly Ballroom (1992), Romeo + Juliet (1996), Australia (2008), The Great Gatsby (2013) y Elvis (2022), película que se encuentra todavía en proceso de producción. En todas ellas, Luhrmann es director y guionista de la historia, además de participar prácticamente siempre de forma activa en la creación de la banda sonora, algo que como veremos, es una parte muy importante de Moulin Rouge! y de toda la obra del australiano.


La música se integra en la película de una forma poco sutil pero a la vez muy sofisticada, como podría ocurrir en la vertiente más refinada y elegante del teatro: la ópera. La música en Moulin Rouge! se integra en la historia creando una fusión de temas populares, una especie de medleys que se adaptan a la narrativa perfectamente con tributos a varios artistas de la historia de la música y del teatro. Abriendo su banda sonora con la voz de David Bowie cantando Nature Boy, o homenajeando a Madonna y a Marilyn Monroe en Sparkling Diamonds, número por el que Christian y Satine, los protagonistas del filme, se cruzan por primera vez en una escena volcada al deseo. Esto no es casualidad, ya que la historia viene de una adaptación de la ópera ‘La Traviata’ de Giuseppe Verdi, que viene, a su vez, de ‘La Dama de las Camelias’, novela publicada por Alexandre Dumas. Las tres historias, la de Dumas, la de Verdi y la de Luhrmann cuentan la historia de una cortesana parisina que se enamora fatídicamente de quien no debía, ya que su amor estaba apalabrado para un barón en la obra de Verdi y para un duque en la de Dumas y Luhrmann, pero que terminan muriendo de tuberculosis, dejando a sus amantes destrozados y solitarios.


Mientras la historia original, ya que Dumas se basó en su propia historia con una cortesana, y la de Moulin Rouge, están contadas desde el punto de vista narrativo del pobre muchacho que se queda con el corazón roto, ‘La Traviata’ la pone a ella en el centro de la narración, demostrándola protagonista y no solo objeto de deseo. El filme se muestra narrativamente como una suerte de flashback artístico a un pasado mejor, un acto nostálgico: Christian como narrador de la historia nos muestra un pasado lleno de alegría, éxitos y felicidad personal y profesional, pero ahora, que ya es conocedor del desenlace de su propia historia, se encuentra apagado y moribundo en vida. Su dolor, lo aboca a contarnos a los espectadores su sufrimiento, haciéndonos conocedores de la muerte de Satine, su amada, desde el propio principio de la película, haciéndonos así partícipes de su dolor. Este movimiento narrativo desde el punto de vista de Christian nos devuelve a ‘La Dama de las Camelias’, empatizando con el protagonista en todo momento.


En aspectos generales, el filme está grabado desde un punto de vista teatral y pictórico. Esto es una marca autoral de Luhrmann, que siente gran atracción por este. La estética con maquillajes marcados y decorados enmarcados en rojo como las cortinas del teatro lo descubren, al igual que los movimientos de cámara rápidos y frescos, divertidos, que se permite a lo largo del filme, algo que ayuda a captar de forma exquisitamente subjetiva la bohemia francesa con la absenta, el opio y los excesos de belleza y amor que promulgaban. Que en la presentación de Christian, Kylie Minogue aparezca como el hada verde, que representa a la absenta, encuadra toda la narración como un viaje ficticio al que se invita al espectador por lo que encontramos planos muy rápidos, zooms irreales, movimientos de cámara que resultan teatrales, además de la exageración en las actuaciones y en las reacciones de los personajes, que suelen reaccionar en un primer plano después de un rápido dolly zoom. Tanto el opening de la película como la estética teatral nos muestran la metalinguítica del filme que nos intenta contar del propio cine que viene del teatro filmado de finales del siglo XIX. Uno de estos bohemios famosos de los que hablábamos, fue Toulouse Lautrec, quien además de ser un personaje del propio filme inspira con sus pinturas los frames y la estética de Moulin rouge!.



La escena que he elegido para analizar de Moulin Rouge! (Baz Luhrmann, 2001) es la apertura del filme. Esta escena es importante ya que asienta el tono de la película y nos desvela con enunciaciones narrativas al meganarrador y al narrador del filme.

Para ver el decoupage del que se habla durante el análisis, hacer click en el botón.


El filme empieza con la imagen de un teatro del cual se abren las cortinas para presentar el logo de la 20th Century Fox de una forma original y diferente a como solemos verla. Esto es, de hecho, una marca autoral de Luhrmann, ya que en otras películas como The Great Gatsby (2013) en la que inscribe el logo de Warner Bross en la estética de la película, de nuevo, tras las cortinas de un teatro. Esto es para indicar que pese a ser un filme hecho por una major, estamos viendo la perspectiva del artista en la pantalla, nos desvela desde el primer segundo la autoría de Luhrmann. Durante este opening en Moulin Rouge!, suena la melodía de ‘’The hills are alive with the sound of music” además del Can-can, claras referencias y homenajes, por una parte a The Sound of Music (Robert Wise, 1965), una de las películas de género musical más aclamadas y conocidas de la historia del cine. Esta canción, de hecho, será el motor de la película, ya que con esta letra Christian conseguirá el puesto de escritor en la obra Spectacular Spectacular que lo llevará a Satine. Por otro lado el can-can hace referencia, por supuesto, a otro de los musicales históricos: Cabaret (Bob Fosse, 1972) siendo el can-can una de las prácticas artísticas y sensuales ejecutadas en el propio Moulin Rouge.

Tras esto, se inscribe en la pantalla, adornado con un marco de corriente barroca y en blanco y negro, algo que nos remonta al cine del MRP: un texto que nos indica el lugar y el año ‘Paris 1900’. Un traveling in nos introduce dentro de la narración y nos invita a olvidar el teatro del que venimos, haciendo siempre constancia, sin embargo, que todo lo que estamos viendo es pura invención y artificio. Artificio cuyos decorados del frame nos recuerdan al inicio del cine de la mano de otro francés: Georges Méliès. Todos los decorados de Moulin Rouge!, de hecho, aunque están hechos con un cuidado y una perfección exquisita, nos abocan a vivir en el mundo artificioso de la magia y del engaño, desde las propias aspas resplandecientes del molino, pasando por el salón de baile recargado del cabaret, hasta el elefante gigante cuya cabeza sirve a Satine de habitación. Las referencias a Méliès sin embargo no cesan en los decorados, sino que durante una de las actuaciones más sentimentales y bonitas entre Christian y Satine, podemos ver claramente en el cielo la luna con cara de Le Voyage dans la Lune (Georges Méliès, 1902).



Tras el texto se abre la escena con Toulouse Lautrec uno de los protagonistas bohemios de la escena parisina de 1900 cantando Nature Boy con la voz de David Bowie mientras aparecen imágenes de Christian superpuestas. Su voz nos transporta a un plano general de París, en el que se hace un traveling en plano secuencia en el que varios personajes nos advierten con una mirada a cámara y apelando perfectamente al espectador, que no entremos en ese barrio, en Montmartre, el barrio de los artistas, el barrio de Moulin Rouge. En este barrio nos encontramos prostitutas, drogadictos y borrachos, pero el meganarrador nos lleva hacia la ventana de la habitación de Christian, donde este, frustrado, se encuentra en el suelo intentando encontrar las fuerzas para seguir escribiendo su fatídica historia. Aquí, el meganarrador le cede la voz al propio Christian, que empieza como narrador en primera persona a contar cómo ha llegado ahí. La máquina de escribir es uno de sus objetos fetiche, ya que es el objeto que desencadena la película, por el afán de Christian de ser un escritor famoso, y lo que lo está condenando. Christian quiere hablar del amor, pero su historia esconde miedo y desesperación por el amor perdido y que sabe que no regresará. Todo esto está reflejado en la secuencia en la iluminación. El director nos hace partícipes del dolor del protagonista con el uso de unos planos contrapicados muy marcados, con angulaciones de cámara imposibles y unos claroscuros muy marcados que se caracterizan por una predominancia del azul oscuro, asociado a la noche y el naranja de las antorchas, siendo el azul y el naranja contrarios en la psicología del color. La iluminación, el maquillaje y todo lo que se asocia al més-en-scène se ve desde un plano subjetivo, pues la estética está acorde con los sentimientos de tristeza del protagonista. La tensión que le provoca escribir sobre la muerte de su amada se hace patente en la propia película con un largo plano-contraplano entre el primerísimo primer plano de Christian devastado y el plano detalle de la máquina de escribir, que es en realidad, un plano en POV, point of view, el punto de vista de Christian.


Entonces, los tonos sepias y apagados cambian en una fusión encadenada por colores saturados, rojos y verdes muy marcados, maquillajes de artificio que beben del teatro y un ritmo de montaje muy rápido y agónico. Christian narra en voz qué es el Moulin Rouge mientras nos enseña a través de un punto de vista que llega incluso a marear, qué era ese burdel. Ángulos de cámara imposibles, transiciones encadenadas interminables, movimientos, bailes, giros y piruetas inundan la escena y nos hacen al espectador partícipes del espectáculo. Este modo de narrar desde los recuerdos de Christian nos trasmite pues la subjetividad del protagonista, que alejada de ser sensual, sugerente y atractiva, se vuelve un baile agónico. En esta escena, los planos son rápidos en montaje, con giros, ángulos y movimientos de cámara rápidos, habiendo más de 20 planos llenos de movimiento en muy pocos segundos. El ritmo de montaje se asemeja al videoclip, con colores y movimientos muy marcados, sin embargo es algo que no solo se utiliza en esta escena sino que Luhrmann utiliza este recurso durante todo su relato y en todas su películas. Sin embargo, desde la ventana de Christian, el Moulin Rouge continúa siendo un lugar oscuro y en sepia, sin color y sin vida, sin vida ya porque su amada, Satine, está muerta.


Es entonces cuando nos la presenta, en blanco y negro, como una sombra en claroscuro de la que no se vislumbra nada y la denomina “the sparkling diamond”, número musical con el que Christian y Satine se conocen por primera vez en el filme. Esta es una escena colmada de deseo y sensualidad, en la que Christian se enamora a primera vista de la mujer. El número musical es estéticamente y musicalmente hablando un homenaje a dos divas del cine y de la música pop, además de la estética y la cultura queer, de la que hablaremos más adelante: Marilyn Monroe y Madonna, con ‘Material Girl’. Por tanto, este número y este nombre es muy significativo para Christian y para el filme, pues nos presenta a Satine (tanto al protagonista como a nosotros los espectadores) por primera vez, dejándonos que nosotros, como Christian, nos enamoremos de ella.


Justo después de presentarnos a Satine en penumbras, Christian nos confiesa que su amada está muerta y con ella, su amor, por lo que ya al principio del filme se nos está posicionando en el fatídico desenlace del amor. Christian inscribe a su pesar “one year ago”, para llevarnos atrás en el tiempo al principio de su historia. Entonces el traveling in del principio de la secuencia se invierte, para ir atrás en el tiempo a cámara rápida y volvemos al cielo le París de 1899 para volvernos a adentrar en Montmartre, aunque esta vez, no bajo la protección y la advertencia del meganarrador, sino a través de los ojos de Christian, quien enamorado llega por primera vez a París desde Inglaterra, por lo que el cielo de París ya no es oscuro y lúgubre y en blanco y negro, sino que vemos un cielo azul a todo color. En este traveling, que es idéntico al analizado en el découpage, los personajes alcohólicos, drogadictos o problemáticos del principio ya no se muestran así sino que son amigables, cantando, tocando y riendo, alegres y ya en color, como ve la vida el Christian esperanzado y ansioso por enamorarse que llega a París por primera vez.


Como veníamos diciendo, Moulin Rouge! bebe de la escena dragqueer, bajo mi punto de vista, que

estaba surgiendo en Europa a finales de los 90. Los personajes bohemios de Moulin Rouge, desde Audrey, el escritor vanidoso que cede su obra a Christian, pasando por el Argentino narcoléptico y Nini, son personajes con una clara referencia a alejar a los personajes del binarismo de género y al drag, permitiendo a los personajes expresarse con el maquillaje y el vestuario sin importar su género o sexualidad. En la propia estética de videoclip, además de con los claroscuros, el aura que rodea a Zidler y al Duque (los villanos de la historia) y la predominancia del color rojo por todas partes, Moulin Rouge! me recuerda a la frescura de otro musical británico de los 70, The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975) un filme musical en el que el protagonista, una suerte de drag queen no-binario, se convierte en el objeto de deseo de una casa de freaks inspirada en Nosferatu y Drácula entre otras.


Los maquillajes utilizados por Sharman y los maquillajes de Luhrmann en Moulin Rouge! son bastante similares, lo que nos indica en la película del australiano una influencia gay notoria. De hecho, Cook apunta que el estilo ‘campy’ en los decorados y el vestuario de Luhrmann no es casualidad; “Camp's association with gay culture caused some to speculate about queer influences on Luhrmann's style […] The camp artificiality of Luhrmann's style, its self-conscious appropriation and reinterpretation of other forms, and its transgression of cultural boundaries could be aligned with 'queering', in its radical sense of disturbing and overturning what is perceived as normal or natural” (Cook, 2010: 97). Por lo que, a principio de los 2000, Moulin Rouge! abre, con sus personajes, una puerta queer al cine mostrando a hombres feminizados, mostrados casi como drag queens a los que los gentlemen podían desear sin complejos ni estereotipos y mostrándolos como algo natural dentro del ambiente poco naturalista del Moulin Rouge.


Por lo que respecta al punto de vista narrativo, Moulin Rouge! se narra desde el punto de vista de Christian, uno de sus protagonistas. Ya que esta historia bebe claramente de la tragedia shakesperiana de Romeo y Julieta, historia que el director ya retrató en celuloide en 1996 con Romeo + Juliet a cargo de Leonardo DiCaprio y Claire Danes, Baz Luhrmann hizo lo que para mí, es un movimiento narrativo maestro. Sabiendo que el espectador conoce la trágica historia de los amantes, Luhrmann presenta a sus personajes en Moulin Rouge! a través de la voz narrativa del propio Christian del presente, que con angustia y pesar escribe sobre su historia de amor pasada, dolorosa y de la que ya nos avecinamos el final.


El comienzo del filme ya nos inscribe en la propia pantalla que la mujer amada y objeto de deseo del protagonista está muerta. Este hecho despoja tanto al director como al espectador del miedo por el final feliz romántico que, por supuesto, ya sabe que no va a pasar, y permite que se disfrute del relato desde otro punto de vista. El relato, pues, está organizado como una suerte de flashback que narra la historia de amor entre Christian y Satine e intenta explicarnos el por qué de su desdicha. Esta forma de narrar afecta al relato, como ya hemos dicho, pues al ser conocedores de la muerte de Satine desde el principio, vivimos la ilusión y el amargo proceso del filme desde un punto de vista agridulce para el espectador. Esto dota de sentido al afán autoral lleno de referencias artísticas previas como una suerte de concesión a sí mismo para disfrutar y hacer disfrutar a los espectadores del espectáculo ante sus ojos más que de la narrativa propia, que a su vez, es una narrativa conocida pero potente.


Por lo que a mí respecta, tras este análisis general de Moulin Rouge! y en especial de su secuencia inicial; descubrimos que Moline Rouge! habla del amor. Del amor por el arte, del amor al cine, a la pintura, al teatro, a la música… en general del amor a la belleza. Este filme es una carta al amor de un autor por contar historias, desde el personaje de Christian siendo escritor hasta las marcas enunciativas del propio Luhrmann en el filme. Con todas sus referencias, la película se hace eco de escritores, compositores e incluso de mitos griegos, como apunta Cook, pues la historia de amor entre Christian y Satine, que está condenada a fracasar desde el principio, alude al mito griego de Orfeo, “the poet who journeyed into the underworld to save his beloved Eurydice from death, closely resembled Puccini's La Boheme, staged by Luhrmann in 1990” (Cook, 2010: 85). Algo que nos inscribe a Luhrmann como un amante del arte y un amante del teatro, algo que hace de Moulin Rouge! una obra maestra de carácter visual y estético perfecto. Algo que según Cook hace que el filme dialogue con la estética queer de unas décadas antes, “Moulin Rouge! recreated the social and cultural upheavals that gave rise to late-nineteenth-century modernism. In this case, the language bridging past and present was that of contemporary popular song, a device that both gave the idealistic hero Christian (Ewan McGregor) credibility as a poet and evoked the Moulin Rouge as a hedonistic nightclub akin to New York's Studio 54 in the 1970s and 1980s” (Cook, 2010: 85).


Moulin Rouge! es una obra cumbre del autor, que tras Romeo + Juliet (1996) y Strictly Ballroom (1992), parecía que venía rondando en su cabeza desde hacía tiempo. En cada frame cuidado y detallado, con una estética incluso granulada que nos recuerda a los inicios del cine con la textura del celuloide, los colores tan vivos y marcados que aluden a la técnica de las primeras películas coloreadas, que en este caso, también fue un musical queer The Wizard of Oz (Victor Fleming, 1939), además de sus planos que parecen estar grabados de forma improvisada y con ángulos que recuerdan al espectador como si estuviera mirando una obra de teatro, se demuestra el cariño y el amor del autor por el cine y por la película, por lo que, bajo mi punto de vista, Moulin Rouge! es una obra maestra del cine de autor contemporáneo.


Como dice Christian: “love is a many-splendored thing, love lifts us up where we belong, all you need is love” amor, amor por el cine.


Bibliografía


Cook, P. (2010). Baz Luhrmann . Palgrave Macmillan. (p. 83-108)


Filmografía


Fosse, Bob (1972): Cabaret (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film307971.html )


Fleming, Victor (1939): The Wizard of Oz (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film615537.html )


Hawks, Howard (1953) : Gentlemen Prefer Blondes (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film371763.html)


Luhrmann, Baz (1992): Strictly Ballroom (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film699357.html )


Luhrmann, Baz (1996): Williams Shakespeare's Romeo and Juliet (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film451784.html )


Luhrmann, Baz (2001): Moulin Rouge! (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film255392.html )


Luhrmann, Baz (1996): Australia (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film870399.html )


Luhrmann, Baz (2013): The Great Gatsby (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film373234.html )


Sharman, Jim (1975): The Rocky Horror Picture Show (información en: https://www.filmaffinity.com/es/film782908.html )


Wise, Rober (1965): The Sound of Music (información disponible en: https://www.filmaffinity.com/es/film760003.html )


2 Comments


Mari Carmen Blanco Peris
Mari Carmen Blanco Peris
Jul 08, 2021

¡Brutal! 🔝

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lledomroig
lledomroig
Jul 08, 2021
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